.

.

martes, 11 de enero de 2011

Tumbada por el mundo sin llorar por ti.

La sonrisa acaricia mi alma, y tu espejismo vuela en mi falta de lagrimas, no me acosa no me desea.
Ya puedo ser libre, ya puedo volar, yo, cobarde de tu aunsencia, de tu cambio, no
temo a la osuridad y al desafío menos extremo.
La felicidad ríe tu tristeza, no me
canso de nombrar a la alegría y de despedir al viento, enemigo del alma por llevarse mi deseo.
Llego la hora de De el empiezo, si, se que todo tiene hora, que el tiempo me maneja, pero mi alegría no se detiene.
Mis pasos van a su ritmo, no pienso en nadie, no pienso el dos miradas, tampoco en el final.
La Luna nueva descansa sobre la almuhada de estrellas, se mece lentamente y no hay cuentos que la valgan.
Grito para que el tiempo se detenga,
que el no invada mi sonrisa ni que silbe a las lagrimas del bien
quiero que no rompas el momento, que me susurres felicidad, que sonrías a la vida y recogas las flores que el mundo desehecha.

2 comentarios:

  1. "y recogas las flores que el mundo desehecha."

    Esa frase dice mucho.
    Vaya, hay algunas entradas en tu blog que son verdaderamente asombrosas.
    NO me puedo resistir a seguirte.
    Un saludo!

    ResponderEliminar

No es un adiós, es un hasta pronto.