Uno, dos y tres, caminaba con paso corto y espalda corvada, seguía la melodía de un corazón sin ganas de botar alegremente, sentía en su tripa un fuego frío, un fuego de recuerdos que congelaban sus prioridades, un grito de ausencia, un llanto de miedo o una mirada apagada, quizás solo eran antecedentes que preguntaban si escuchaban su llamada, pero nadie se paraba, todos aprovechaban el caudaloso río que ese alma destrozada dejaba en su paso hacia un lugar que todavía no existía.
¿Y si no tiene nombre lo que buscas?
Heroína busca vidas, heroína nocturna, tú, tú puedes verte.
Que blog tan bonito, me quedaré por aqui durante un tiemo, te lo aseguro :)
ResponderEliminar